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RELACIÓN ENTRE LOS DERECHOS HUMANOS

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Los derechos humanos son inalienables: no se pueden dar ni quitar. Son indivisibles: todos los derechos humanos son importantes por igual. Son interdependientes: los abusos contra un derecho tienen efectos negativos en otros derechos. Asimismo, hacer efectivo un derecho contribuye a que se hagan efectivos otros derechos. Y los derechos humanos son participativos: tenemos derecho a actuar para defender y hacer valer nuestros derechos y los de otras personas, así como a exigir que el Estado cumpla con su obligación de respetar, proteger y hacer efectivos los derechos humanos. (Más información sobre cómo los derechos humanos están interrelacionados en Amnistía Internacional, Respeta mis derechos, respeta mi dignidad. Módulo 1: La pobreza y los derechos humanos, ACT 35/021/2011.)

La violación de los derechos sexuales y reproductivos de una persona puede afectar a su capacidad para disfrutar de una amplia variedad de otros derechos, del mismo modo que la defensa y la promoción de los derechos sexuales y reproductivos pueden dar lugar a que se hagan efectivos otros derechos. Entre éstos figuran los derechos a la salud, la educación, la vivienda, el trabajo, la intimidad, la libertad de expresión y asociación y la vida. Por ejemplo:

  • Las personas que viven con el VIH pueden sufrir discriminación en la atención de la salud, el trabajo y la vivienda, lo que constituye una violación de su derecho a la vivienda, a un trabajo justo y a la salud.
  • Cuando los Estados penalizan las relaciones homosexuales, las personas LGBTI pueden ser detenidas arbitrariamente y encarceladas, en contra de su derecho a la integridad física, a no sufrir detención arbitraria y a la libertad de expresión, asociación y reunión.
  • Al no tener acceso a métodos anticonceptivos ni a planificación familiar, puede ocurrir que las familias tengan más hijos de los que pueden alimentar, vestir y enviar a la escuela, lo que supondría violar su derecho a la educación y a la igualdad de oportunidades.
  • Las personas que no cumplen las normas sobre el género aceptadas por la comunidad –como las mujeres con hijos nacidos fuera del matrimonio, los trabajadores y trabajadoras sexuales, las personas transgénero y otras– pueden ser condenadas al ostracismo, desalojadas de sus hogares o despedidas del trabajo, en contra de su derecho a la vivienda, a un trabajo justo y a la igualdad de oportunidades.
  • Los defensores y defensoras de los derechos humanos que trabajan para proteger los derechos sexuales y reproductivos sufren violencia, agresiones y detención arbitraria, en contra de su derecho a la integridad física y a la libertad de expresión y asociación.
  • Las personas que, cualquiera que sea su género, han sufrido hostigamiento o agresión sexual pueden ser culpadas de la agresión o avergonzadas por ella en público, con la consiguiente pérdida del trabajo, la vivienda o la posición social, en contra de su derecho a la intimidad, a un trabajo justo, a la vivienda y a vivir sin sufrir discriminación ni violencia.
  • El acoso y las agresiones sexuales en la escuela contribuyen a aumentar los índices de abandono escolar de personas de todos los géneros, especialmente de niñas y de jóvenes que no se ajustan a las normas sobre el género, lo que constituye una violación de su derecho a la educación.
  • La discriminación en razón de la edad y los tabúes contra la sexualidad juvenil pueden impedir el acceso de las personas jóvenes a servicios esenciales de salud, en contra de su derecho a la salud y la integridad física.
Protesta en favor de los derechos relativos a la salud, organizada por la campaña Treatment Action Campaign (TAC) en Bloemfontein, Sudáfrica, marzo de 2014.
Protesta en favor de los derechos relativos a la salud, organizada por la campaña Treatment Action Campaign (TAC) en Bloemfontein, Sudáfrica, marzo de 2014.