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ABORDAR LAS CONFIDENCIAS

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Internacionalmente está reconocido que una de cada tres mujeres será en algún momento víctima de abuso físico o sexual. Por consiguiente, dado que en algunos de los debates que se incluyen en estas actividades se tratarán cuestiones de violencia sexual y de género, agresiones u otras violaciones de derechos humanos, los y las jóvenes que pueden ser menores de edad podrían compartir sus propias experiencias sobre la violencia.

Aunque no debe invitarse directamente a los participantes a compartir experiencias personales de violencia, debe estar preparado en el caso de que un participante desvele que ha sido víctima de abuso, o que ha crecido en un hogar en el que había abusos. En los talleres en los que a los participantes no se les pide directamente que compartan experiencias personales de violencia, estas revelaciones suelen venir de personas que ya no son víctimas de abusos. Sin embargo, no pierda de vista el hecho de que en el grupo puede haber jóvenes que todavía sufran abusos, e incluso perpetradores de abusos. Si alguien revela que ha experimentado o presenciado actos de violencia, deberá hacer lo siguiente:

Consejos

  • Respete a la persona y no juzgarla.
    Tomarse la confidencia en serio y proporcionar un entorno de apoyo a la persona que la hace. No es necesario ni adecuado juzgar si lo que la persona ha experimentado es violencia. Las palabras amables y el apoyo de una persona comprensiva y amable en el momento de esta confidencia son cruciales.
  • Tenga preparada una lista de direcciones y números de teléfono de personas y grupos que puedan ayudar.
    Hay ciertos aspectos del apoyo a las víctimas y sobrevivientes de la violencia sexual que sólo pueden brindar personas o grupos especialmente formados en estas áreas. En muchos países ya existen personas o grupos experimentados como éstos. Si un joven se abre, lo hace buscando apoyo, y un apoyo adecuado. Es fundamental tener números de teléfono y datos de contacto con los recursos adecuados. Durante las actividades, tenga siempre listos los nombres y teléfonos o direcciones de Internet de organizaciones que pueden apoyar o prestar ayuda.
    Es buena idea dejarlos en un lugar discreto al que puedan acceder privadamente las personas que participan si así lo desean.
  • No intente ofrecer a la persona consejo psicológico.
    Un facilitador de educación en derechos humanos no está preparado para proporcionar consejo psicológico a personas que han sufrido violencia y nunca debe presentarse como tal. Debe tener claro su papel de facilitador desde el inicio de las actividades para que los participantes sean conscientes del tipo de apoyo que recibirán si deciden revelar alguna experiencia. Usted es la persona encargada de facilitar los debates sobre derechos sexuales y reproductivos y crear un entorno que permita el aprendizaje relativo a esos temas y cuestiones.
    En caso de que le hagan alguna revelación, reconozca la experiencia de esa persona y encuentre el momento y el espacio para hablar con ella en un entorno seguro. Explíquele lo que puede y no puede ofrecerle y anímela a ponerse en contacto con las organizaciones que pueden apoyarla.
  • Conozca sus responsabilidades legales.
    Antes de embarcarse en estas actividades, es preciso que esté seguro de los requisitos legales y éticos y de dónde pueden encontrar apoyo los jóvenes. No debe asustarse ni alarmarse de que los jóvenes puedan compartir historias de abuso o de violencia, pero al mismo tiempo debe ser capaz de comunicarles los límites de la confidencialidad y estar preparado para proporcionarles información sobre dónde pueden encontrar ayuda y apoyo.
Una de cada tres mujeres será en algún momento víctima de abuso físico o sexual
Una de cada tres mujeres será en algún momento víctima de abuso físico o sexual.