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DESARROLLAR LA CONFIANZA

HABLAR

Como facilitador, debe estudiar la mejor forma de crear un espacio seguro para el aprendizaje, que refleje los ideales de derechos humanos sobre los que se habla. Este módulo está concebido para iniciar una conversación y una reflexión sobre asuntos de derechos humanos relacionados con los cuerpos, la sexualidad y la identidad de género de los participantes. El facilitador debe sentirse cómodo con los temas y comprometerse a crear un espacio de confianza para la participación.

Se trata de un proceso constante de reflexión y ajuste para asegurarse de que todos los participantes tienen las mismas oportunidades para expresarse.

Consejos

  • Reconozca y aborde las relaciones de poder.
    Para transformar las relaciones de poder existentes, lo primero es que usted reconozca su propio poder como facilitador y la autoridad que le confieren los participantes. Es preciso que sea siempre consciente de cómo sus actitudes y su estilo (conducta, lenguaje corporal, forma de vestir, lugar en que se sienta, manera de hablar) pueden de hecho desempoderar a algunos participantes. Sus experiencias pasadas, actitudes y valores, su participación en la sociedad, su educación, su personalidad y su visión de sí mismo son posibles fuentes de poder. Usted y sus participantes están influidos por las normas culturales, conceptos, estereotipos y prácticas predominantes relacionadas con el poder. Su función como facilitador es empoderar a quienes tienen menos poder. Centrándose en los participantes como actores clave del proceso de aprendizaje, una buena facilitación ayuda a superar las relaciones de poder entre los educadores y los participantes y entre los distintos participantes.
    Entre los participantes existe también una dinámica de poder: puede basarse en el género, la etnia, la popularidad y otros rasgos de prestigio social. Los participantes que se sienten marginados se sentirán menos cómodos al participar. Cree un espacio en el que todos los participantes puedan explorar sus pensamientos y emociones sin sentirse presionados, donde se sientan cómodos compartiendo sus ideas, no importa lo diferentes que éstas puedan parecer. Permita que se dé el proceso de explorar, compartir y aprender juntos. Puede ayudar a la gente a definir por sí misma qué es un espacio seguro, cómo crearlo y cuáles son las estrategias para mantenerlo
  • Practique el respeto mutuo y la rendición de cuentas.
    Comience preguntando: ¿Qué es el respeto? ¿Cómo es? Al establecer las reglas básicas para la dinámica del grupo, asegúrese de que todas las partes comparten las mismas expectativas de mantener una atmósfera de seguridad mutua. Trate de dar validez a los conocimientos y la experiencia de cada participante. Toda persona tiene derecho a expresar sus experiencias vitales de la forma en que se sienta más cómoda. Los participantes deben practicar la validación y la reafirmación entre sí, además del pensamiento crítico y el cuestionamiento.
  • Asegure la diversidad y la representación.
    Al planificar cómo poner en práctica este módulo, asegúrese de que los estudios de caso, las actividades y los materiales complementarios empleados son representativos de su propia sociedad, incluidas las personas más marginadas y privadas de derechos. No cuente con los miembros del grupo para representar determinadas formas de marginación o identidades marginadas, cree un espacio para compartir experiencias e ideas sin expectativas ni juicios. Traiga oradores de organizaciones y comunidades que estén poco representadas entre los participantes o que tengan perspectivas diferentes sobre el asunto de que se trate.
  • Predique con el ejemplo.
    Practique el respeto, la humildad y la capacidad de compartir para permitir el máximo grado de conexión y aprendizaje entre usted y los participantes. Guíe modelando (no controlando) la conducta necesaria en un espacio seguro, y confiando en el grupo para ayudarlo a crear confianza y seguridad en sí.