“Pensaba que mis amigas eran unas maleducadas por hablar de sexo y que no se debe hablar de sexo si no estás casada. Gracias a la formación, ahora sé que no hay por qué avergonzarse de hablar de sexo. Tengo que informarme para planear mejor mi vida sexual.”
(Espoir Faladema, estudiante de Togo)
Ayudarse mutuamente: La gente joven es ya la fuente más común de información sobre sexo, sexualidad y salud para sí misma. Sin embargo, la información que comparte puede estar incompleta, sesgada o simple y llanamente equivocada. Ayuden a sus pares a conocer mejor sus derechos sexuales y reproductivos aprendiendo más cosas sobre los suyos propios y alzando la voz si ven que la información que sus pares se proporcionan mutuamente es incorrecta o parcial. Pueden también apoyar a sus amistades, a sus familiares y a los miembros de su comunidad ayudándoles a llegar a las personas adecuadas cuando se violen sus derechos. Pueden reclamar en su nombre el acceso a los servicios de salud si los rechazan, ayudarlos a buscar asistencia letrada si se violan sus derechos o manifestarse en favor de cambios en las leyes y políticas para conseguir que se hagan valer sus derechos.
“Comprendí que era vulnerable y que vivía en la ignorancia acerca de mi sexualidad. […] Ahora sé dónde y cómo conseguir la información que necesito. Lo compartiré también con mis amigas.”
(Diane Fofoe, estudiante de Togo)
Sensibilizar a la comunidad: En la mayoría de las comunidades falta información sobre los derechos sexuales y reproductivos, cómo acceder a ellos y qué hacer si son violados. La educación en derechos humanos es un importante primer paso y puede impartirse en todas partes y en cualquier momento. Pueden convertirse en recursos para su comunidad ofreciendo actividades de educación en derechos humanos junto con otros jóvenes para mostrar cómo los derechos sexuales y reproductivos están relacionados con otros derechos humanos, alzando la voz en la reuniones y actos de la comunidad, llamando la atención sobre cuestiones de derechos sexuales y reproductivos en los medios de comunicación y en la comunidad y con campañas multimedia y colaborando con sus amistades y sus pares.
Luchar por cambios de política: Son muchas las formas en que las políticas y leyes cambian y muchas también las formas en que la juventud puede influir en ellas. Puede ocurrir que los legisladores y los políticos respondan a las peticiones y campañas de envío de cartas o a la interacción directa con los integrantes de sus bases de apoyo en reuniones públicas y comunitarias, al diálogo o a las campañas en las redes sociales. En los últimos años se han utilizado todas estas técnicas para provocar cambios en el modo de pensar y legislar de los Estados con respecto a los derechos sexuales y reproductivos. Cada vez más, en muchos países los encargados de la elaboración de políticas quieren escuchar las opiniones de la juventud.
Trabajar a través de las fronteras: Cada vez más, las comunicaciones a gran escala en todo el mundo, por medio de nuevas tecnologías y redes sociales, están influyendo en el modo en que la gente joven aborda sus derechos humanos en el ámbito local, nacional e internacional. Por todo el mundo hay redes nacionales, regionales e internacionales de jóvenes interesados en los derechos sexuales y reproductivos, que les conectan con otras personas con quienes comparten su pasión.
