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DEFENSORES Y DEFENSORAS DE LOS DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS

ACTUAR

“El problema es que es a la sociedad a la que corresponde decidir si un [acto] viola las normas sociales. […] Mientras la información sobre los derechos sexuales y reproductivos viole las normas sociales, mis amigos y yo podremos ser detenidos y acusados. […] Si la gente se siente incómoda y piensa que estoy promoviendo el sexo, puede ser un problema. […] Depende siempre de los líderes de la comunidad. […] Si son muy fundamentalistas, la posibilidad [de que nos detengan] es muy grande.”
(Defensor de los derechos humanos, Yogyakarta)

Para muchas sociedades, la creciente aceptación mundial de los derechos sexuales y reproductivos y la igualdad de género supone también un cambio en el estado tradicional de las cosas, un cambio en las estructuras de poder que favorecen el control de los hombres sobre el cuerpo, las decisiones y la vida de las mujeres. Los debates acerca de normas sociales y culturales acerca del sexo, la sexualidad y la identidad y expresión de género pueden degenerar a veces en violencia, amenazas y hostigamiento.

Los defensores y defensoras de los derechos humanos denuncian las violaciones de estos derechos y luchan por que se garantice justicia y reparación a la víctimas, corriendo a veces grandes riesgos personales ellos mismos. Toda persona puede ser defensor de los derechos humanos. Médicos que prestan servicios de aborto a las mujeres cuando más los necesitan, líderes religiosos que apoyan el derecho al matrimonio homosexual, activistas juveniles que luchan por la implantación de programas de educación sexual en los centros de enseñanza, mujeres que trabajan en el seno de su comunidad para eliminar la mutilación genital femenina y el matrimonio prematuro y forzado. Tenemos ejemplos como éstos a todo nuestro alrededor.

Pese al riesgo de reacción adversa y violenta contra los defensores y defensoras de los derechos humanos, en todo el mundo hay personas que defienden su derecho y el de los demás a tomar decisiones sobre su género, sexualidad y salud sexual y reproductiva.

Cada vez más, los defensores y defensoras de los derechos humanos pueden trabajar juntos a través de las fronteras nacionales y regionales para apoyarse mutuamente. Las redes locales, nacionales, regionales e internacionales de defensores y defensoras de los derechos humanos son esenciales para el trabajo que realizan cada uno de ellos, pues les ayudan a compartir información sobre situaciones de derechos humanos de su comunidad, aprender de dificultades y experiencias similares de otros defensores y defensoras de los derechos humanos de todo el mundo y, en muchos casos, proporcionarse protección mutua.

La Ley contra la Homosexualidad de Uganda

“La gente está volviendo al armario. Hay gente que va a morir.”
Billy (nombre ficticio), educador entre pares sobre salud sexual en Kampala.

Los programas de distribución de material para sexo sin riesgo, como condones, se han visto afectados por la promulgación de la Ley contra la Homosexualidad. A finales de diciembre de 2013, Billy, educador entre pares de una organización de salud LGBTI, recibió una llamada telefónica de alguien que decía estar enfermo y necesitar asistencia médica. Cuando fue a ver a esa persona, resultó ser un agente de policía vestido de civil. Billy fue detenido “por estar haciendo cosas homosexuales” y llevado a la comisaría de policía de Busega, donde pasó cuatro días recluido. Desde que lo dejaron en libertad en enero de 2014, Billy ha tenido que marcharse de su casa, pues sus vecinos han descubierto que ha estado detenido y por qué.

Fuente: Uganda: Anti-Homosexuality Act’s Heavy Toll, 15 de mayo de 2014, Human Rights Watch y Amnistía Internacional

Rita, de Nepal
Rita, de Nepal

Los derechos de las mujeres en Nepal

Rita (en la imagen de arriba), apasionada defensora de los derechos humanos de la mujeres, llevaba años sufriendo hostigamiento, violencia física y amenazas constantes por realizar su trabajo pacífico de apoyo a sobrevivientes de violencia sexual. Desde junio de 2007, tanto ella como otros miembros del personal del Centro de Rehabilitación de Mujeres venían recibiendo amenazas de muerte, violación y secuestro. Su oficina fue atacada múltiples veces por personas contrarias a su trabajo, pero las autoridades locales no le proporcionaron protección contra las intimidaciones y el hostigamiento. Simpatizantes de Amnistía Internacional de todo el mundo reaccionaron a ello escribiendo cartas, postales y mensajes de correo electrónico a las autoridades nepalíes. En el marco de esta iniciativa conjunta, exigimos a las autoridades que tomaran todas las medidas posibles para garantizar la seguridad de los defensores y defensoras de los derechos humanos de las mujeres, especialmente de las que, como Rita, vivían en zonas rurales. Gracias a ellos, la situación de Rita ha mejorado radicalmente, los ataques coordinados contra el centro de rehabilitación de mujeres han cesado y hay un nuevo inspector de policía, más dispuesto a responder a las amenazas contra Rita y otros defensores y defensoras de los derechos humanos.

Fuente: “Campaign win for Rita Mahato”, mayo de 2011.