El de los derechos sexuales y reproductivos puede ser un tema sumamente personal, y también polémico.
Para muchas personas, la sexualidad y el género son ámbitos de fuertes vínculos emocionales y convicciones muy firmes.
El acto de cuestionar nuestras suposiciones puede resultar peligroso y agotador, sin dejar por ello de ser vivificante e inspirador.
Las personas que se encarguen de la labor de facilitación deberán prever con antelación cuál es la mejor manera de apoyar y crear espacio para que las personas participantes entablen debates emocionales, y cómo mantener el equilibrio entre los mensajes positivos y los negativos.
¡Después de todo, hablar sobre el género y la sexualidad también puede ser divertido!
Una vez que facilitadores y participantes superen el tabú que hace que mucha gente siga teniendo miedo de hablar sobre estas cuestiones, es posible que resulte difícil parar.
